No sabía como se llamaba, ni porque sabía mi nombre ni nada sobre él, pero me daba igual, nos besamos bajo la luz de la luna y estuvimos mirando las estrellas. No me importaba no conocerlo porque nunca me había sentido mejor estando junto a una persona.
Le volví a mirar a los ojos y justo cuando le iba a preguntar su nombre, me dijo:
- No quiero hacerte daño… - y desapareció en medio de la noche, se desvaneció sin ninguna explicación.
No le encontraba sentido lógico a lo que había pasado así que me fui llorando a la cabaña que supuestamente había alquilado Danny. Podía ver una luz encendida y me asomé. Para mi asombro estaba la pija de la clase con Danny, me quedé petrificada; y ahora, ahora estoy en lo alto de un edificio buscando motivos para no suicidarme, para no acabar con esta vida en la que duermo bajo las estrellas con un chico que no existe, al fin y al cabo no tengo razones por la que seguir viviendo. Sólo quiero decir una cosa más, alta, y que me oiga todo el mundo:
- ¡ADIÓS!
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