Ya. Te has subido, sabes que no hay vuelta atrás pero no hay nada de lo que puedas arrepentirte, ¿no? al fin y al cabo eres tú la que has decidido estar allí sentada, me digo a mi misma. Ninguna de las personas que han estado justo en el mismo lugar han tenido las mismas sensaciones, pero no tengo que preocuparme, no hay nada que temer. Noto que la respiración y los latidos de mi corazón aceleran y sé que mis ojos reflejan el miedo por sufrir lo que ya pasé una vez. Mis manos, están demasiado tensas como para temblar. Intentaré disfrutar del momento. La acción comienza. Poco a poco voy notando como el aire cada vez más fuerte acaricia mis sonrojadas mejillas y enloquece mi cabello que parece formar olas bajo la luz del sol. La adrenalina corre por mis venas ígneas y siento que puedo controlar el tiempo, tocar el cielo y agarrar las nubes, teletransportarme hasta las experiencias que más añoro y vivir eternamente a tu lado, para no volver a echarte de menos.
lunes, 26 de agosto de 2013
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